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¿Qué santo se celebra hoy? Santoral del viernes 6 de junio de 2025
La Iglesia Católica celebra este día a tres personajes de fe, San Norberto, quien fue obispo de Magdeburgo, a San Artemio y Santa Paulina, padre e hija

FOTO: ¿Qué santo se celebra hoy? Santoral del viernes 6 de junio de 2025
El santoral del 6 de junio recuerda a tres figura de la Iglesia Católica quienes dedicaron su vida a la fe, pese a que en un principio fueron escépticos.
Este viernes se conmemora a San Norberto, obispo de Magdeburgo, a quien un rayo le cambio la vida, y a San Artemio y Santa Paulina, padre e hija convertidos a la fe.
Historia de San Norberto, obispo de Magdeburgo
Norberto nació en el año 1080, en Xanten, una ciudad al oeste de lo que hoy es Alemania, en una familia noble, lo que implicaba tener privilegios, buena educación y posibilidades dentro de la Iglesia o del gobierno.
Desde joven, Norberto tuvo acceso a la corte y empezó a hacer carrera como canónigo (una especie de clérigo que formaba parte de la administración eclesiástica), pero sin comprometerse mucho con la vida religiosa en serio, ya que le gustaba vivir cómodo y rodeado de lujos.
Sin embargo, en el año 1115, mientras viajaba a caballo, le cayó un rayo muy cerca durante una tormenta, se cayó del caballo, quedó inconsciente y, al despertar, interpretó lo que le pasó fue una llamada directa de Dios, por lo que a partir de ahí, Norberto cambió de vida radicalmente.

Se despojó de sus riquezas, renunció a sus cargos y se dedicó a una vida de penitencia y predicación, aunque también vivió como ermitaño.
Luego se ordenó sacerdote y empezó a recorrer Europa predicando hasta que en 1120, fundó una comunidad en un lugar llamado Prémontré, en Francia.
De ahí surgió la orden de los Canónigos Regulares de Prémontré, también conocidos como los Premostratenses. Su fama de reformador lo llevó a ser nombrado arzobispo de Magdeburgo en 1126.
Murió el 6 de junio de 1134 y fue canonizado en 1582, considerado uno de los grandes reformadores de la Iglesia en el siglo XII.
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San Artemio y Santa Paulina
Artemio era un carcelero romano, encargado de vigilar a los cristianos presos durante las persecuciones del Imperio. Entre sus prisioneros estaban dos mártires, san Pedro y san Marcelino, dos cristianos muy conocidos por sus milagros.

Aunque Artemio no era cristiano, su vida cambió cuando su propia hija, Paulina, cayó gravemente enferma, poseída por un espíritu maligno.
Desesperado, y sabiendo que los dos prisioneros eran hombres santos, fue a verlos, y allí, Pedro y Marcelino le dijeron que Dios podía sanar a su hija, pero le pusieron una condición: tenía que convertirse al cristianismo y abandonar su vida anterior.
Artemio aceptó, con fe, pero también con algo de duda. Entonces, Pedro y Marcelino oraron por Paulina y el milagro ocurrió: la niña fue liberada del demonio y sanó por completo.
Después de ese hecho tan impactante, Artemio, su esposa Cándida y su hija Paulina se convirtieron al cristianismo y recibieron el bautismo.
No pasó mucho tiempo antes de que los arrestaran por su fe y por negarse a renunciar a Cristo, fueron condenados a muerte.
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