Sinaloa | Norte
¿Qué se antoja comer en un día lluvioso en ciudades de Sinaloa?
Las nubes grises y las calles mojadas anuncian que llegó el momento de quedarse en casa y los antojos comienzan a desfilar en la mente de los sinaloenses.

FOTO: Luz Noticias.
No es solo el sonido de la lluvia lo que marca el inicio de una tarde diferente en Sinaloa. Es ese olor inconfundible que escapa de las cocinas: a vainilla, a pan recién horneado, a tortillas de harina que se inflan sobre el comal. ¿Tu que comes en días de lluvia?.
En muchas zonas del estado, el clima lluvioso es más que una condición meteorológica: es una excusa perfecta para consentir el paladar. Y aunque Sinaloa no se cataloga como un estado lluvioso, sí un lugar lleno de la mejor gastronomía, como el mejor café tostado, las tortillas de harina y el pan de mujer.
Las nubes grises y las calles mojadas anuncian que llegó el momento de quedarse en casa, y como si fuera un ritual heredado, los antojos comienzan a desfilar en la mente de los sinaloenses:
- café de olla
- pan dulce
- chocolate de la abuelita
- arroz con leche
- avena caliente
- hot cakes
- y por supuesto, las clásicas tortillas de harina, que adquieren un sabor especial bajo el resguardo del hogar.
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Tradición que se cocina con la lluvia
En el centro del estado, los hornos se encienden para hornear coricos, mientras que en la zona sur, como en Mazatlán, los hot cakes o "quequis" se convierten en la estrella de la tarde.
Es común que las familias se reúnan en la cocina para preparar algo "calientito", buscando no solo el sabor, sino también el calor que reconforta en los días nublados.
El cuerpo también lo pide
Además del arraigo cultural, hay una explicación médica: el cuerpo necesita más energía en los días fríos para mantener la temperatura.
De ahí que los antojos sean alimentos ricos en calorías, como panes, cereales y lácteos. Pero en Sinaloa, la ciencia se mezcla con la costumbre, y comer bien en días lluviosos es casi un acto de identidad.
La lluvia cambia la rutina y transforma las cocinas en refugios llenos de aromas reconfortantes. Comer en días lluviosos no solo satisface el hambre, también conecta con la memoria, la tradición y la calidez del hogar.

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