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Chapulines fritos: ¿Qué tan saludables son y cómo se comen?
Consumidos tradicionalmente en estados como Oaxaca, Puebla y Guerrero, los chapulines se han convertido en un auténtico superalimento nacional.

FOTO: Luz Noticias.
Los chapulines fritos, esos crujientes insectos que forman parte del patrimonio gastronómico mexicano, no solo destacan por su peculiar sabor y textura, sino también por los importantes beneficios nutricionales que ofrecen.
Consumidos tradicionalmente en estados como Oaxaca, Puebla y Guerrero, los chapulines se han convertido en un auténtico superalimento nacional que atrae tanto a locales como a turistas curiosos por experimentar nuevos sabores.
Un alimento ancestral con alto valor nutricional
Desde hace siglos, los chapulines han formado parte de la dieta de diversas comunidades indígenas de México. Hoy, más allá de su valor cultural, han ganado popularidad gracias a su sorprendente perfil nutricional.
Los expertos coinciden en que los chapulines contienen entre un 60 y un 70 por ciento de proteína de buena calidad en su peso seco, incluyendo todos los aminoácidos esenciales que el organismo necesita para funcionar correctamente.
Este dato convierte a los chapulines en una excelente fuente de proteína alternativa, especialmente valiosa en zonas rurales donde el acceso a la carne puede ser limitado o costoso.
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Minerales, vitaminas y antioxidantes
Pero sus beneficios no terminan ahí. Además de ser ricos en proteínas, los chapulines son una fuente destacada de minerales como calcio, hierro, magnesio, potasio y zinc.
El hierro, por ejemplo, es clave para la formación de hemoglobina y el transporte de oxígeno en la sangre, mientras que el calcio resulta fundamental para mantener huesos fuertes y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
En el apartado vitamínico, los chapulines aportan principalmente vitaminas del grupo B (B2 y B12), así como vitamina A y vitamina E.
Estas últimas, junto con los carotenoides presentes en su composición, actúan como antioxidantes naturales que ayudan a proteger las células del cuerpo frente a los radicales libres, contribuyendo a reducir el riesgo de enfermedades degenerativas crónicas.
Más allá de la nutrición: su aporte a la salud intestinal y la medicina tradicional
Otro beneficio menos conocido es el aporte de fibra, que favorece el tránsito intestinal y contribuye a mantener una microbiota equilibrada, esencial para una buena salud digestiva.
En algunas comunidades, además, se atribuyen a los chapulines efectos medicinales y energizantes. Se cree que "limpian la sangre", fortalecen el estado físico y pueden ser útiles como complemento dietético para convalecientes, niños o adultos mayores.
¿Medicamento o complemento?
Es importante señalar que, aunque los chapulines ofrecen múltiples beneficios nutricionales y pueden tener efectos positivos sobre el bienestar, no deben considerarse como un medicamento en sentido estricto. Sus propiedades curativas están ligadas, principalmente, a su capacidad de enriquecer la dieta y aportar micronutrientes esenciales que el cuerpo necesita para mantenerse saludable.
Por el momento, la evidencia científica sobre su papel directo en la prevención o el tratamiento de enfermedades específicas es limitada, por lo que su consumo debe entenderse como parte de una alimentación balanceada y no como una terapia aislada.

Precauciones antes de consumirlos
- Para disfrutar de estos insectos de forma segura, es fundamental asegurarse de que provengan de productores confiables y que estén libres de plaguicidas o contaminantes. Al ser recolectados del ambiente, los chapulines pueden acumular sustancias tóxicas que representan un riesgo para la salud si no se manipulan y procesan adecuadamente.
¿Cómo se comen?
Los chapulines se suelen freír y sazonar con sal, ajo, chile, jugo de limón u otras especias. Se pueden disfrutar como botana, en tacos, quesadillas, salsas o incluso como topping para darle un toque crujiente y exótico a ensaladas y sopas.
Su textura crujiente y sabor ligeramente ahumado han conquistado no solo a los paladares más aventureros, sino también a chefs que los incorporan en recetas de alta cocina, demostrando que la gastronomía mexicana sigue reinventándose a partir de sus raíces más profundas.
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