Sinaloa | Norte
Emmanuel, de pedir dinero en las calles a lograr ser Licenciado en Derecho en Ahome
A los 12 años pedía dinero en las calles para poder comer, hoy cuenta su historia para alentar a quienes sienten que todo está perdido.

FOTO: Esthela Garcia.
A los 12 años, Emmanuel dejó la escuela para pedir dinero en las calles, soñaba con comer caliente, tener alguien que lo escuchara y sobre todo, con una vida distinta a la que la pobreza le estaba ofreciendo.
En 2007, con la primaria inconclusa y rodeado de un entorno hostil, Emmanuel llegó al DIF Ahome, sin saber que ese lugar, al que muchos ven solo como una oficina de gobierno, sería el punto de partida para convertirse en todo lo que hoy es.
"Me dieron oro molido y no lo desaproveché. Yo sé lo que es el dolor de las calles, sé lo que es crecer con miedo y con hambre... pero ahí, en PANNASIR, me enseñaron que podía aspirar a algo más", recordó.

El programa de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes en Situación de Riesgo (antes PAMAR) le ofreció más que apoyo escolar, lo alimentaron, lo orientaron, lo trataron con dignidad. Le pagaron el camión, le dieron clases de inglés y fútbol, lo llevaron al CIE y despertaron su curiosidad por la computación. Le hablaron, por primera vez, de lo que podía llegar a ser.
"Llegaba con hambre, sí, pero también con un vacío más profundo. Ahí me recibían con una sonrisa. Me enseñaron con paciencia. Me mostraron que yo también podía construir una vida buena", relató.
Hoy, Emmanuel no solo tiene un título universitario en Derecho, también trabaja con sus manos como carpintero, piensa con profundidad como lector de filosofía y golpea con fuerza en el ring como boxeador amateur.

Menciona con cariño a la maestra Charis Durán y el maestro Arnoldo Negrete, parte del equipo multidisciplinario que lo acompañó y guió en esa etapa, pero mensaje va dirigido a las infancias que, como él, crecen en la orilla del olvido.
"A quienes están pasando lo que yo pasé, les digo: no están solos. Acérquense. Sí se puede. Yo imaginé una buena vida y, con los años y mucha perseverancia, la estoy viviendo. A veces, una comida, una palabra y alguien que cree en ti, puede cambiarlo todo", puntualizó.
Su historia no busca aplausos, solo quiere encender una chispa en quienes sienten que todo está perdido y que sepan que "no están solos".
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